Mantén la curiosidad: las preguntas abren nuevos caminos.

02.04.2024

En el mundo actual, con el auge de la información y el acceso inmediato al conocimiento, es fácil caer en la trampa de creer que lo sabemos todo. Esta mentalidad, no solo limita nuestra capacidad para seguir creciendo y aprendiendo, sino que también nos olvidamos de la importancia de cuestionar y explorar el mundo a nuestro alrededor. La obra de Marshall B. Rosenberg en su bestseller "Comunicación no violenta", nos ofrece valiosas lecciones sobre cómo la apertura mental, la curiosidad y la empatía pueden enriquecer nuestra comprensión del mundo y de los demás.

El conocimiento se ha convertido en una especie de moneda de cambio en la sociedad moderna, donde "saber" es sinónimo de poder y autoridad. Sin embargo, este enfoque en las respuestas ha eclipsado la belleza y la importancia de las preguntas. Las preguntas, especialmente aquellas que surgen de la curiosidad genuina y el deseo de entender, son fundamentales para el aprendizaje y el crecimiento personal. Nos impulsan a explorar, a descubrir y a conectarnos más profundamente con el mundo que nos rodea y con nosotros mismos.

Este articulo es una invitación a cambiar no solo la manera en que nos comunicamos, sino también la conciencia desde la cual lo hacemos. Este cambio de conciencia es crucial para recordar la importancia de las preguntas. Más allá de buscar imponer nuestras respuestas o visiones del mundo, podemos acercarnos a los demás con una mente abierta, dispuesta a entender otras perspectivas, sentimientos y experiencias.

Cuando nos centramos en observar sin evaluar, identificar y expresar nuestros sentimientos, reconocer nuestras necesidades y las de los demás, y aprender a pedir lo que enriquece la vida, nos embarcamos en un proceso de descubrimiento continuo. Este enfoque nos aleja de la presunción de que ya tenemos todas las respuestas y nos abre a un mundo de posibilidades donde las preguntas nos guían hacia una comprensión más profunda y compasiva de la realidad. 

Al olvidar las preguntas, nos cerramos a nuevas ideas y nos encerramos en las viejas, perdemos de vista las perspectivas más amplias donde generalmente se hayan las soluciones oportunas para cada momento. Nos estancamos en nuestras propias creencias y dejamos de ver la vastedad del conocimiento y la experiencia humanos que nos rodean. La curiosidad es el motor del aprendizaje y el desarrollo, y las preguntas son las llaves que abren las puertas al entendimiento y la conexión.

En conclusión, vivimos en una época donde el acceso al conocimiento es más fácil que nunca y paradójicamente la desinformación tambíen. Por lo tanto, este acceso no debe llevarnos a la arrogancia de creer que lo sabemos todo. Para vivir de manera más conectada  abrazar la incertidumbre, hacer preguntas y estar abiertos a aprender de las respuestas, sean cuales sean es clave. Al hacerlo, no solo enriquecemos nuestras propias vidas, sino que también contribuimos a un mundo más comprensivo y tolerante.